Seguir ideas y no a hombres.
Cuando las sociedades siguieron a líderes con fanatismo, terminaron mal.
Desconfíen de los «movimientos» y de los «líderes» que solo permiten cánticos a su favor y no dejan que los cuestionen.
Solo en donde se reconoce al sistema democrático y las instituciones por encima de un gobernante en particular el pueblo puede avanzar.